viernes, 1 de mayo de 2015

"¿Qué significa ser un ciudadano culto y autónomo en la sociedad digital?"

         
                    Competencia digital y analistas simbólicos. El formar "se" culto en el siglo XXI 




La pregunta plantea diversos ejes de trabajo, verdaderos desafíos para quienes hoy nos desempeñamos como formadores de futuros docentes, por ello es que existe un devenir participativo entre quienes diseñan políticas de formación docente para el siglo XXI.  
Una de las principales acciones que intentamos llevar a cabo desde la universidad, es instaurar la cultura PLE entre los estudiantes, quienes encuentran en esta etapa de formación un camino viable para formarse como ciudadanos cultos y autónomos desde y para el mismo profesorado, además de interactuar en la comunidad y en su formación permanente.
Hargreaves (2003), nos describe dos escenarios posibles en la Sociedad del Conocimiento, la primera señala que los profesores debemos sentirnos estimulados para enseñar de modo que nuestros estudiantes adquieran capacidades que los incentiven constructivamente de participar en la era digital; la segunda, advierte acerca de la necesidad de mejorar / modificar / consensuar, nuevas competencias con el fin de optimizar los resultados, y enumera una serie de capacidades:



Finalmente, ser un ciudadano culto y autónomo o alcanzar un "nuevo profesionalismo", se configura como viabilizar y cumplimentar una serie de complejas demandas innovadoras que cada contexto socio-histórico reconoce como legítimas, en un sistema educativo descentralizado y perfilado hacia una globalizante red de conocimientos en continua formación intra, inter y transinstitucional.
En la siguiente infografía, algunos lineamientos a seguir:






Bibliografía

- Hargreaves, A. (2003), Teaching in the Knowledge Society, Education in the Age of Insecurity, Maidenhead, Open University Press.
- García, M. (1995), Fomación del profesorado para el Cambio Educativo, Barcelona, EUB.
- UNESCO (2004), Education for All: The Quality Imperative. EFA Global Monitoring Report 2005, París, UNESCO.






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